La incertidumbre, parte 1 de 2

Foto de playa con dos sillas vacías

Tendemos a temer la incertidumbre, como si tuviéramos la opción de un control sobre todo lo que nos sucede, a nosotros o a nuestro alrededor. Sabemos que, aunque tengamos libre albedrío, sin una tranquilidad interior que se refleje en nuestra actitud y manera de tomar decisiones, la incertidumbre continuará siendo nuestro enemigo.

Cada día y, en cada momento, hemos de tomar decisiones. Unas son casi automatizadas: nuestra decisión del qué ponernos, del qué comer, del qué decir, del dónde ir, ...Sin embargo, hay otras con las que nos atascamos y lo pasamos mal, situaciones y decisiones en las que nos gustaría tener una "bola mágica" para poder acertar, sin miedos a perder o a errar la jugada.

 

Claridad y ventajas

Si tomas decisiones cuando te sientes centrado y tranquilo, todo fluirá mucho más. Si las tomas cuando te sientes incómodo y afligido sufrirás la indecisión y optarás desde un mar de dudas en el que difícilmente habrás podido escucharte o bien tener en cuenta ciertos aspectos, como la intuición.  Cuando sientes un pálpito alarmante, una vibración de mucho nerviosismo, no estás en contacto con tu inteligencia intuitiva, se cierra este campo binario (sí/no). En cambio, si ese palpitar es sereno, al margen de la noticia o decisión que hayas de tomar, por dura que te sea en ese momento, estarás en modo "on" para tu intuición y tendrás un grato aliado. Aunque la inteligencia lógica no se diga con la intuitiva, sí se complementa, pues no siempre disponemos de todos los datos y/o detalles para poder tomar una decisión pragmática. Sin embargo, si confiamos en nuestro corazón, nos posicionamos a favor de nuestros valores y tomamos aire, tendremos en bandeja la mejor respuesta, aunque en esos momentos no tengamos la certeza. Se trata de confiar.

A veces no es cuestión de tiempo, pues cuando estamos al otro lado del amor, es decir, en el miedo, el tiempo no nos ayuda, por lo tanto, la fórmula de disponer de más tiempo no es totalmente segura. Abogo por la paciencia, no voy a negar que me encantan las cosas con un ritmo rápido, pero sabemos que ciertas situaciones, deseos o cosas requieren de su tiempo de cocción. Imagina que ahora me sacude la idea de ser madre biológica (por distinguir de adopción y estar de acuerdo que se requiere una media de 9 meses o poco menos) en 3 meses, o realizar los estudios de una carrera de 4 años en un fin de semana, o coger experiencia conductora de vehículos en 3 días, ... Estos supuestos no nos crean conflicto de impaciencia, tenemos un referente temporal donde aceptar, como una ventaja de no rendirnos por la impaciencia.

 

 

 

Frase de Richard Bandler sobre creencias.

Confiando en tus decisiones

Si aprendes a confiar en tus decisiones, si confías en ti, será cuestión de práctica el que, cada vez, te sea más sencillo, tómalo a modo de entrenamiento. Las primeras veces te puede entrar sudor frío, pero una vez sueltes ese miedo a la incertidumbre, tendrás muy presente que la decisión que tomaste te llevó al camino que ahora estás transitando.

El asunto es simple, A o B: (Opción A) Un camino en el que aprendes y te atreves a innovar, (Opción B) o repites más de lo mismo pues te quedas anclado a tus miedos. Elegir la primera opción lo consigues sacando peso, liberando y dándote permiso a salir de tu zona de confort. Elegir la segunda es la que te lleva a insatisfacción y reclamo interno, como que no avanzas. En este lugar, la habitual postura, es ver los obstáculos en el exterior, esa tendencia a quejarte de las situaciones y de los otros para tu bloqueo.

 

¿Te has fijado que hay ciertas cosas y/o situaciones que te atreves a aconsejar a otros, pero que tú no las harías? ¿Situaciones de las que te culpabilizas y otros, sabedores de las mismas, las ven naturales y las entienden? ¿Que hay personas que aquello que tú temes realizar, ellos, sin "superpoderes" las hacen con una tranquilidad sorprendente, de la misma manera que tú haces cosas que otros ni intentarían? Estoy hablando desde la parte constructiva, desde valores, otros lares dentro de la relatividad de cada uno del bien y del mal, son interpretativos.

 

Dado que estamos muy entrenados en el conocimiento racional y estamos menos en el emocional, necesitamos entender y explicarnos las cosas. ¡He ahí la ventaja! Tenemos la opción, el poder, de re-contarnos nuevamente la experiencia, hasta quedar satisfechos. Es un privilegio el no boicotearnos, sino enfocarnos en resolver. La experiencia de ir aceptando otras posibilidades a las habituales, el observar, ver desde la neutralidad, sin poner juicio cerrado, facilita absolutamente. Da una paz nutritiva este tipo de conocimiento que te lleva a poder aceptar una vez entiendes. Aceptarte a ti y a los demás. Permitir tu crecimiento y no coartar el de otros. Salir del deseo que el resto cambien para tu mejor estado.  Y, si sucede, que se rinden a lo que estás solicitando, si no estás bien contigo mismo (no has acallado la crítica interna) da lo mismo que te concedan el honor de seguir tus consejos, tus peticiones, ... pues te vas a sentir igualmente descentrado, molesto e inadecuado.

 

Círculo y héxada del eneagrama

Conocimiento propio para confiar en ti

La esencia de todo lo que expongo, esa liberación y crecimiento en bienestar se le puede dar el nombre de "crecimiento y/o desarrollo personal". ¡Qué bien sienta el ser dueño de tus propias decisiones! sin cargar a la mochila de otros, la sociedad, el mundo, ... la parte que te corresponde.

 

Una técnica que te puede aportar este conocimiento profundo es el eneagrama. Yo lo comparto con quienes así lo desean desde el formato de "eneacoaching", una amalgama de eneagrama con la apertura que ofrece el coaching. Hay muchas técnicas de crecimiento, cada persona recibe desde diferente metodología, la más afín a su momento. En ese aspecto el amplio abanico tiene la particularidad de no dejar indiferente a nadie. Prueba aquella técnica que te lleve a una sonrisa interior, como un permiso o el asomarte a una ventana que te dé claridad y esa luz agradable, ¡no estridente!

 

Mujer con sombrero playero sonriente

Hacer equipo con la incertidumbre

¿Podemos hacer equipo con la incertidumbre?

Conseguir que la incertidumbre sea nuestra amiga es una tarea de voluntad, de no rendirnos.

Lo voy a poner fácil. Con sus palabras, Eduard Punset, ha comentado muchas veces que los que son creyentes viven más felices. Desde su tendencia científica, donde le gusta demostrar al máximo lo intangible, habla de un ser superior, de alguien a quien acudir en los momentos dolorosos. ¿Te puedes imaginar que, fuera de todo prejuicio, dentro de tí hay una inteligencia superior? ¿Una inteligencia que se halla en tu interior, quien gobierna, crea y controla el desarrollo de tu realidad personal? Así lo afirma Deepak Chopra, quien aconseja que te alinees con tu inteligencia superior y confíes incluso cuando no puedas ver por qué ocurren algunas cosas. Te anima a que, si hay una crisis, o decepción repentina, o contratiempo frustrante, puedes decirte a ti mismo, a ti misma, que todo sucede por una razón. Es mucho mejor sentir seguridad en esta creencia para saber, desde la experiencia, que los contratiempos y decepciones tienen el propósito de encajar en tu evolución.

...sigue en parte 2

 

Escribir comentario

Comentarios: 0