Decir "NO", más allá de la Asertividad

Una buena relación de amistad
Relación saludable

Es fácil decir "sí." Todos queremos ser útiles. Pero, ¿cuándo hay que decir "no"? A veces aunque uno quiera, no puede permitirse el lujo de asumir la tarea de otra persona.

Es más, cuando asumimos las tareas de otras personas, éstas lo toman, aunque sea de manera inconsciente, como un derecho adquirido hacia sí, sin tener en cuenta que eso les corresponde a ellos, no a uno. Nace una necedad (estado de negación de lo que le corresponde a cada uno, un desequilibrio, una ceguera) con la que van aumentando los requerimientos,  se crea una necesidad, una relación de dependencia, relación tóxica.

Aquí se podría encajar el refrán: “Haces ciento, hierras una, no has hecho ninguna”, parece que está en sintonía cuando decimos el primer “no”. Puede suceder que no sea bien recibida esa negativa, aquí es muy importante decirlo con serenidad, con respeto y, sobre todo sin reclamar lo ofrecido hasta ahora, no se trata de actuar desde ese nivel, sino desde la nueva actitud para que esa toxicidad desaparezca desde uno mismo, es decir, actuar con asertividad, sin señalar, inculpar ni trasladar al otro esa parte propia de responsabilidad. Después de todo, en cada relación, sea de igualdad -igual valor-, de jerarquía o de dependencia, sucede por el consentimiento y actitud de cada una de las partes.

Ese “no”, es un sí a la vida (la tuya y la del dependiente), un sí a la propia responsabilidad (la del dependiente y a la del que depende).

Ser responsable de uno mismo lleva a desapegarte de este tipo de relaciones, en las que el “dependiente” adquiere una postura de solicitar constantemente y el “dador” siente una carga constante en la que el demandante va manipulando cada vez más sin freno ni conciencia de que, en realidad lo que quiere es que estén por sus solicitudes para no resolverlas él mismo. Interiormente se crea un estado de ansiedad constante por que le hagan caso, por llamar la atención, por quejarse y, de alguna manera ser el centro de atención, aunque sea en base a crear una reputación de “huida de los otros”.

Esta actitud, poniendo conciencia, se puede sanar. Va más allá de buscar las soluciones fuera de uno, se trata de gestar un estado de serenidad y no saltar hacia los demás para que "le solucionen el papel del momento" a la primera de cambio. Poco a poco, con voluntad constante llegas a un estado de equilibrio interior que permite que pongas conciencia en tus acciones y crees relaciones de iguales, donde no cabe la manipulación, porque eso que deseas de la otra persona, te das cuenta que tú mismo lo puedes obtener, con tus propias aptitudes y capacidades, tan sólo cambiando tu actitud. Está en tus manos salir de ahí.

Cuando aprendes a decir "no" te pagas a ti mismo con tiempo. Tu principal tarea consiste en ser dueño de tu tiempo, el máximo responsable de tu vida y laborar hacia tu bienestar y felicidad, de esa manera ofreces tu mejor versión al mundo y reciben desde  tu alta vibración y coherencia.

 

¿Qué tal vas con tus relaciones?  (En este enlace te dejo un regalo!!) :)

Llevarte bien contigo mismo, conocerte, verte, agradarte, es parte de lo que entrenas en un proceso de coaching. Después de todo se trata de llevar a la acción tus propios mecanismos y recursos, no los de defensa, sino los que mejor te lucen, aquellos que, tal vez, no te habías replanteado o bien atrevido a practicar. Me refiero a saltar de la teoría a la práctica. A que disfrutes de tu cambio. Tienes todo el derecho. Es tu vida! A qué esperas para vivirla en plenitud?? 

Escribir comentario

Comentarios: 0