La influencia del ego

Mafalda saludando a una flor del suelo

Cómo liberarnos de los condicionamientos mentales

 

Osho, en su libro Mi camino, posiciona el yo en el pasado y el tú en el presente, de manera que el yo sólo puede existir a través de la memoria: quién eres, de dónde vienes, a quién perteneces, el país, la raza, la religión, la familia, la tradición y todos los dolores, las heridas, los placeres; todo lo que ha sucedido en el pasado. 

Por lo tanto, todo lo que ha ocurrido es el yo. Y tú eres aquel a quien le ha ocurrido todo esto. Es necesario comprender esta distinción: tú eres la persona a quien le ha sucedido todo, y el yo es aquello que te ha sucedido. Y así, el yo está a tu alrededor; tú estás en el centro. Para explicarlo, Osho alude a la hermosura de los niños, que nacen absolutamente frescos y jóvenes: sin pasado, sin yo.

 

La mente próspera

 

Cuando elegimos apostar por una mente próspera, nos damos cuenta de que la conciencia no es compleja ni barroca, es muy clara. Los debates siempre tienen que ver con el ego, al que le encanta la argumentación. A día de hoy somos un resumen de posos de diferentes creencias, pero nuestra integridad es intocable, viene "de serie". Nunca nadie está en el mismo lugar, por eso nunca nos ponemos de acuerdo en los mismos aspectos, nadie tiene la razón total y todos la tienen. 

En el fondo, cuando queremos a alguien, potenciamos los detalles que nos acercan, y cuando no lo queremos potenciamos las diferencias. El ego crea una opaca barrera.

 

La ley de la atracción

 

La ley de la atracción nos anima a visualizar todo aquello que deseamos, a emocionarnos sintiendo que ya se ha materializado nuestro sueño, ya sea una pareja, un objetivo profesional, una casa nueva o perder cinco kilos. Permanecer enfocados en esa sensación de bienestar atrae lo que deseamos. Por el contrario, enfocarse en lo malo, en las dificultades o en los problemas nos trae más de lo mismo. 

El pensamiento es el vehículo a través del cual se atraen o se crean las cosas. Dirigir deliberadamente los pensamientos es la clave para una vida plena, pero el deseo de ser feliz es el mejor de todos los planes. Porque al alcanzar la felicidad pensarás de forma más sana y positiva, y eso atraerá la vida que deseas. Es necesario practicar un sano egoísmo: a menos que te asegures de tener, no podrás dar. Das lo que recibes; si emites pensamientos de bienestar, recibes bienestar. Si emites pensamientos de odio, recibes su equivalente. Sólo la contradicción entre tus pensamientos y tu vibración puede mantenerte alejado de lo que deseas.

 

Imagen con texto: Mereces todo lo que sueñas

Sembrar para recoger

 

Según la técnica milenaria del Feng Shui, sembrar lo positivo tiene un "efecto boomerang". Todo lo bueno que emitimos a nuestro alrededor nos es devuelto con creces. Si sembramos alegría, agradecimiento, ternura, empatía, comunicación, amor o generosidad, creamos un entorno emocional que da fruto. En cambio, el egoísmo, el mal humor, el enfado, el pesimismo, la queja, la crítica, los celos o la desconfianza contaminarán nuestra vida y entorno.

 

Los beneficios de la meditación

 

El ego está estrechamente relacionado con las actitudes de aferramiento e identificación. Pero una vez que aprendemos a meditar, el ego empieza a perder su poder sobre nosotros. En ese momento, la mente se desidentifica de los pensamientos, comprende que éstos son simplemente condicionamientos sin ningún significado sustancial, pasajeros y cambiantes. La persona que confía en la meditación encuentra que no hay nombre ni forma en la experiencia.

 

Así comprendemos que nos favorece no ser tan rígidos ni fundamentalistas, aprendemos a distanciarnos de nuestros condicionantes y del yo, y nos damos la oportunidad de ser más flexibles, tolerantes, de apostar por nuestro crecimiento interno, desapegándonos de circunstancias y pensamientos que creíamos inamovibles.

Escribir comentario

Comentarios: 0