La intervención del movimiento ocular mejora la extinción a través de la desactivación de la amígdala

Resumen

Mejorar el aprendizaje de la extinción es esencial para optimizar la psicoterapia para los trastornos persistentes relacionados con el miedo. En dos estudios independientes (ambos n = 24), encontramos que los movimientos oculares dirigidos a un objetivo activan una red fronto-parietal dorsal y desactivan transitoriamente la amígdala ([graphic1] =. 17). Los análisis de conectividad revelaron que esta regulación descendente involucra potencialmente una vía prefrontal ventromedial que se sabe está involucrada en la regulación cognitiva de la emoción. De manera crítica, cuando los movimientos oculares siguieron a la reactivación de la memoria durante el aprendizaje por extinción, redujo la recuperación espontánea del miedo 24 horas después ([graphic2] =. 21). Una desactivación de la amígdala más fuerte además predijo una reducción más fuerte en la recuperación posterior del miedo después de la reincorporación ( r= .39). En conclusión, mostramos que el aprendizaje por extinción puede mejorarse con una intervención no invasiva de movimientos oculares que desencadena una supresión transitoria de la amígdala. Nuestro hallazgo de que otra tarea que grava la memoria de trabajo conduce a una supresión similar de la amígdala indica además que es probable que este efecto no sea específico de los movimientos oculares, lo que está en línea con un gran cuerpo de estudios de comportamiento. Este estudio contribuye a la comprensión de un tratamiento ampliamente utilizado para los síntomas traumáticos al proporcionar una reseña parsimoniosa de cómo las tareas de memoria operativa y los movimientos oculares dirigidos a un objetivo pueden mejorar la psicoterapia basada en la extinción, a través de los circuitos neuronales (por ejemplo, la desactivación de la amígdala) similares a los Que apoyan el control cognitivo de la emoción.

Declaración significativa

Los trastornos relacionados con el miedo representan una carga importante para los pacientes individuales y la sociedad. Existe una gran necesidad de optimizar el tratamiento, en particular a través de métodos no invasivos. Una intervención potencialmente efectiva es la ejecución de movimientos oculares después del recuerdo del trauma. Sin embargo, falta una comprensión neurobiológica de cómo los movimientos oculares reducen los síntomas traumáticos. Demostramos que los movimientos oculares dirigidos a un objetivo, como las tareas de memoria de trabajo, desactivan la amígdala, el sustrato neuronal central del aprendizaje del miedo. Los análisis de conectividad efectivos revelaron una desactivación de la amígdala potencialmente comprometida con las vías prefrontal dorsolateral y ventromedial. Cuando se aplica durante el aprendizaje de seguridad, esta desactivación predice una reducción en la recuperación posterior del miedo. Estos hallazgos proporcionan una descripción parsimoniosa y mecanicista de cómo las manipulaciones conductuales que afectan la memoria de trabajo y suprimen la actividad de la amígdala pueden alterar la retención de los recuerdos emocionales.


Fuente: http://www.jneurosci.org/content/early/2018/09/04/JNEUROSCI.0703-18.2018?fbclid=IwAR2rUr4zr2u1AlcW90ERbxx-suvxbVEU04QQySvIb1hv5Pc9R-lODLxoimg