Niños y Adolescentes

 

 

Su flexibilidad hace girar el tráfico habitual de un adulto. Las sesiones son más cortas en el tiempo.

En el caso de los niños se requiere de más seguimiento y diversión para captar su atención. Entre las edades de 6 y 12 años (depende de la evolución y sexo), el proceso puede ser de unos 3 meses, con un descanso medio antes de finalizar, a modo de seguimiento, con pequeños toques.

En cuanto a los adolescentes, el proceso gira en un mix de tendencias, siempre joviales, en las que la delicadeza de sostener su estima, es parte principal en esta transición de niño a adulto, donde las hormonas tienen mucho que decir. La duración del proceso es aproximadamente de 4 meses, en esta edad todo tiene cabida: estudios, primer empleo, relaciones sexuales...

En el caso de niños, así como para los adolescentes, es necesaria alguna sesión con los padres, para equilibrar la tarea del coach con la convivencia eficaz.